Quizás sorprenda la diversidad de temas que toco. ¿Por qué? Sí, es verdad: la dispersión no es buena. Mis mentores, amigos escritores y editores, todos me han aconsejado lo contrario: especialízate. Hazte experta en un tema, sé un referente en… ¿En qué?
Sé que voy a contracorriente de lo que aconsejan los expertos. A contracorriente del mundo. Hoy estamos en la cultura de la superespecialización. ¡También en literatura! Y ya conocéis el refrán: aprendiz de mucho, maestro de nada. Pues esa soy yo: aprendiz de muchas cosas, maestra en nada. ¿Y qué?
Ya sé, también, que en el ámbito profesional, empresarial y académico la especialización es buena. Pero en el ámbito artístico, que es libertad pura, ¿cómo poner cotos y barreras? Cada cual es como es, pero yo no puedo domar la inspiración. Si te dan papel pautado, escribe por el otro lado. Esa también soy yo. Desde que acabé la EGB, he odiado las libretas con pauta…
Soy así, un árbol que echa muchas ramas. Puedo podar unas cuantas brozas y tallos torcidos que quitan energía al tronco, pero no todas. ¿Qué hay de malo en tener intereses varios? ¡Reivindico la diversidad, en uno mismo!
Y por eso escribo lo que escribo. Novela histórica, épica, futurista, realista y fantástica. Salud, espiritualidad, crecimiento personal. Son los temas de mi vida, los temas que me atraen, los que llenan mi cuerpo y mi alma. Por eso he abierto doce blogs de temas varios (mis libros, mi experiencia como escritora, pero también sobre Biblia y salud digestiva).
Y por eso ahora, en este blog, seguiré tocando temas diversos. Los que me salen de la tripa. Porque, a las mujeres que escribimos, creo que las palabras nos salen, como los hijos, de las entrañas. Esas entrañas que, en lenguaje bíblico, son una mezcla inefable de mente y sentimiento, inteligencia y pasión.
Saldrá mejor o peor, pero jamás ha sido sin ganas. Haz lo que quieras, pero…